Los Nurglings son las criaturas favoritas del Padre Nurgle: alegres, maliciosos y absolutamente repulsivos. Este set incluye 3 enjambres de miniaturas que representan montones de pequeños demonios riendo, babeando y contagiando todo a su paso. Pese a su tamaño diminuto, cumplen un papel clave en cualquier ejército Maggotkin of Nurgle, ya sea bloqueando movimiento, absorbiendo daño o simplemente aportando un toque grotesco al campo de batalla.
En mesa, los Nurglings son ideales como unidades de distracción o como pantalla para proteger tus tropas más valiosas. Su bajo coste en puntos y su habilidad para volver tras ser destruidos los convierte en una molestia constante… y muy nurglesca.
Y para los pintores, son una delicia: cada enjambre está plagado de detalles, expresiones y texturas que permiten jugar con tonos verdosos, pútridos y efectos viscosos.
Características técnicas del producto:
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Miniaturas: 3x enjambres de Nurglings de plástico multicomponente
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Cada base está compuesta por múltiples demonios individuales fusionados en poses únicas
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Peanas redondas Citadel incluidas
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Requieren montaje. No se suministran pintadas
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Compatibles con ejércitos Maggotkin of Nurgle y Daemon of Nurgle en Age of Sigmar y Warhammer 40K
Recomendaciones de pintura Citadel (12 ml):
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Nurgling Green y Ogryn Camo (Base): Para la piel pestilente
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Rakarth Flesh y Bugman’s Glow (Base): Para zonas expuestas y mutaciones
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Athonian Camoshade o Biel-Tan Green (Shade): Para definir volúmenes en piel húmeda
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Nurgle’s Rot (Technical): Perfecto para babas, ojos supurantes y pus
Tipos de pincel recomendados:
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Pincel redondo pequeño o medio: Para aplicar colores base a múltiples figuras por peana
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Pincel de pincel seco: Ideal para resaltar piel, dientes y bultos
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Pincel de detalle fino: Para ojos, bocas, verrugas y líquidos
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Pincel de sombreado fino: Para aplicar lavados controlados sin empastar
Los Nurglings son ese tipo de unidad que todo general de Nurgle adora y todo oponente detesta. Divertidos de pintar, útiles en juego y llenos de personalidad pútrida. ¿Quién dijo que la enfermedad no podía ser adorable… a su manera?
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